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Camino de Santiago

Surcadas las tierras del valle por la calzada romana, en los siglos medievales fueron atravesadas por el camino de Santiago en su ruta mayor, ya que aquí se reunían los peregrinos de los diversos caminos de Francia.

Hoy en día también se anima mucha gente a hacer el camino, principalmente por ocio y devoción religiosa.

El camino de Santiago entra en el Valle de Erro por Aurizberri-Espinal a través de la llanura de Urrobi, cruzándolo. A la salida del pueblo existe una cruz que podían venerar los peregrinos. El camino sigue subiendo el puerto de Mezkiritz, y desde Arriurdin baja hasta Biskarret, atravesándolo. Desde allí continúa por Lintzoain y sube el puerto de Erro, para dejar el valle y adentrarse en Esteribar.

Se puede hablar de una auténtica riada humana de todas las clases sociales y lenguas, procedente de los más apartados rincones.

Muchas de estas gentes eran mercaderes francos, que ayudados por el camino de Santiago y por medio de la política de los gobernantes, se asentaron en Navarra estrechando los lazos con la naciente Europa.

Al llegar a la cima de Ibañeta, los peregrinos eran acogidos en un hospital fundado en 1127, que a los cinco años fue trasladado a Roncesvalles, paraje más abrigado.

Hasta el siglo XVII los peregrinos solían pasar la noche en Ibañeta, descendiendo al día siguiente a Roncesvalles. La ermita fue destruída en la guerra con Francia en 1794 y reedificada de nuevo, fue incendiada en 1884 por una imprudencia de los soldados que formaban un cordón sanitario. En el hospital de Roncesvalles los peregrinos recibían comida y sanaban sus heridas, una vez, reconfortados y descansados proseguían su peregrinación hacia Compostela.

Durante todos estos siglos las peregrinaciones tienen un gran auge. En el siglo XVII, se llegaban a repartir en el hospital 20.000 raciones de comida al año.

Las multitudes de peregrinos pudieron ver durante siglos los cuernos guerreros, estribos y mazas de Roldán en la capilla Mayor, colgados ante el altar entre las lámparas de plata. En la capilla de Roldán se situaba la roca que este había partido con su espada.